El lunes quedamos con una muchachas de Madrid, Alicia y Emi, en la puerta de la biblioteca de Nueva York (otra vez, la de los cazafantasmas). Como ellas tenían que legar más tarde porque venian de Brooklin, Breixo Victor y yo nos decidimos a buscar la editorial Marvel, que según Breixo estaba por ahi cerca. Siguiendo las instrucciones de Breixo acabamos cerca del edificio pero no conseguíamos verlo. Finalmente pasamos cerca de una librería con una segunda planta para comics. Imaginaos nuestra sorpresa cuando descubrimos que ésa segund planta no era solo de comics, sino que la mayoría eran tomos manga en japonés. Un segundo vistazo a las dependientas me hizo comprender el motivo, y es que eran todas japonesas. ¡Menudo lío con las reverencias a la hora de pagar! Cada vez que decía gracias e inclinaba un poco la cabeza, la cajera me daba también las gracias y se volvia a inclinar. Antes de salir de la tienda, encontramos un tomo de Spiderman y,como buen aficionado a los comics, miré detrás de la portada, buscando una dirección para la editorial. ¡Bingo! Segun la dirección, la editorial no se encontraba lejos y aun teniamos tiempo de acercarnos. Asi que nos pusimos en marcha y entramos. Subimos al ascensor y nos bajamos en la undécima planta. A través de las puertas de cristal pudimos ver estanterías con figuras coleccionables en lo alto, posters de las películas de superhéroes, una sala de espera con un revistero llegon de comics y demás parafernalia. Y eso es todo lo que vimos. Cuando quisimos preguntar si nos dejarían echar un vistazo como turistas nos dijeron que los lunes no habia visitas asi que nos fuimos. En la biblioteca nos encontramos con Emi, Alicia y su compañera de casa alemana (que comparten familia). Pasamos adentro de la biblioteca y nos dimos una vuelta haciendo fotos. Luego bajamos hacia el Edificio Flatiron (again) parando por las tiendas de recuerdos que hay alrededor del Empire State. Comimos en Wendy’s, un restaurante de comida rápida que le da mil vueltas a Burger King o McDonalds. Aprovechando que Alicia estaba comprando su comida en un puesto ambulante, Emi decidió que nos pusiéramos a conspirar para comprarle un regalo de cumpleaños. Asi que a la tarde, tras salir de la cademia, Breixo se la llevó a la tienda de la NBA con la excusa de mirar ropa para su familia, mientras Victor, Emi y yo íbamos cagando leches hasta Harlem, donde Alicia encontró unos zapatos que le gustaban, y luego bajamos hasta cerca del museo Mteropolitano para buscar una lámina enmarcada con una perspectiva de Central Park. Teníamos que encontrarnos de nuevo una hora y media más tarde en el Rockefeller Centre y llegábamos tarde. Por fortuna Breixo la entretuvo más de la cuenta y no se notó. Tras aquello, las chicas se retirron a su casa, que tardarían en llegar y Breixo, Victor y yo nos acercamos a Times Square (again) para que pudiera hacerme otra vez fotos frikis. Tras aquello nos acercamos a Midtown Comics, un tienda de, pues eso, comics donde empezamos a salivar y estuvimos dando vueltas hasta que avisaron de que ibana echar el cierre y teniamos que irnos.
El martes pensamos en visitar el Guggenheim, pero tras aguantar la cola, vimos que había que pagar 18$, asi que nos fuimos a ver la Reverva, el gran lago de Central Park. Rodeamos el lago por encima y a la mtad nos dimos la vuelta para coger el eutobus. Nos equivocamos de autobus y terminamos al otro lado de Central PArk. Bajamos hasta la glorieta de Colón, nos compramos la comida en un puesto ambulante y nos lo tomamos en una plazoleta entre rascacielos. Tambien aproveche para preguntar en cada relojería para ver si me podían reparar la correa de mi reloj, pero sin resultado. Al llegar a clase me encontre con que las hermanas francesas no estaban, se habian trasladado al turno de mañana, y la verdad es que la clase se desarollo más tranquilamente. Por la tarde bajamos al distrito financiero, cerca de la zona cero, para ir a un centro comercial donde todo estaba baratísimo. Me compré un reloj en previsión de que no se me pudiera reparar el que traia yo. después de aquello subimos a ver si llegabamos al concierto de la filarmónica de nueva york en Central PArk, pero habia tanta gente queno pudo ser, asi que nos volvimos a casa.
En estos momentos no recuerdo lo que hice el miñercoles por la mañana, pero por la tarde quedé con Sara y Elena para ver el concierto de la filarmónica en Prospect Park, en Brooklin, además asi aprovechaba para darles los tickets del béisbol y del musical. El caso es que andaba muy justo de tiempo, porque al salir de la residencia no tenia los billetes y tuve que volver a la resi en tiempo record para recogerlos. Todo sea dicho, también aproveché para comprar una coca-cola y algo de picar para el picnic que hiciéramos en el cesped, prepararme un par de sandwiches y desalojar líquidos en el baño. Y con todo eso salir al metro hasta prospect park. por fortuna, Breixo, Victor, Emi y Alicia habían decidido unirse y ay estaban esperándome e la salida del metro asi que esperamos señales de SAra y Elena, que estaban en la otra salida. Una vez nos encontramos pasamos al parque y comenzamos a caminar siguiendo al personal que nos llevara hasta el escenario, donde todo estaba cubierto de gente haciuendo picnic. El concienrto no estuvo mal, aunque apenas le presté atención de todo lo que hablábamos y al final hubo fuegos artificiales.
Tal y como acordé en clase, a la mañana del jueves quedé con Zuzana, la checa de mi clase, que creo que hay un ten con ten que no acabo de sacar del punto muerto, en parte por mi incapacidad en parte por mi ignorancia. Como medida de precaución fui solo, de modo que la presión me hiciese reaccionar. La llevé a High-line park, donde estuve el primer domingo, y estuvimos de chácahra todo el rato. Hubo momentos en los que perdí por completo el propósito de ésa, llamemosle, cita y, por tanto, dejé pasar oportunidades que, de volver a verme en situaciones asi me habrían hecho mercerme un buen par de collejas. El caso es que al final no paso nada de lo que esperaba que pasara y nos fuimos a un deli, cerca de su residencia en Madison Square Garden, y comimos en las escalinatas de la oficina de correos, donde decia ella que solia comer habitualmente. Tras aquello nos fuimos a clase. Al salir de la academia, la gente planeaba salir de fiesta a un club llamado Pink Elephant, pero nadie sabia nada de nada, asi que nos dispersamos y el grupo de la residencia nos pusimos a buscar datos del club para ver donde estaba y como podiamos pasar. Quedamos en los alrededores Breixo, Victor, Hugo y yo con Emi, Alicia y sus compañeras de familia Lidia, una coreana y dos alemanas. ANtes de pasar al club y como era muy pronto, nos paramos en un pub llamado Bongo donde cada cual se pidio un cóctel diferentes (y ya os advierto que el Mahattan es una mezcla que se parece más a desinfectante que a otra cosa, asi que no os lo pidais). Al intentar meternos en el club nos dijeron que sin reserva no podíamos pasar, mientras decidíamos que hacer aparecieron más chicas españolas de la academia, a las que tampoco dejaron pasar, asi que nos movimos todos, caminado en busca de un club donde alguien habia oido mencionar una fiesta de Kaplan, la compañía de la academia. El caso es que yo no me quedé, me recogí temprano porque al día siguiente me iba de viaje.
El viernes me levanté a las seis y media para ducharme y salir marchando a Chinatown, desde donde me dijeron Sara y Elena que salía el autobus que nos llevaría a Filadelfia, Washington y las cataratas del Niágara. Lo cierto es que el fin de semana se ha pasado volando, bueno, como todos, solo que con la diferencia de que esta vez no conseguí cerrar el ojo en el autobus para descansar. Pero me estoy precipitando. La primera parada del tour fue Fuladelfia y solo vimos la plazoleta que hay frente a la casa donde firmaron la Declaracion de Independencia, con una estatua de George Washington a la que unos guardias nos prohibieron acercarnos, la Campana de la Independencia que se rajó y la tienen en un altar desde entonces y unos baños públicos donde han meado muchas celebridades que no me suenan ni de lejos, excepto Bush. En esta primera parada del tour sufrimos el primer retraso, porque yo y el hermano de Elena, Juan, nos tuvimos que esperar a que nos hicieran un bocadillo de cheese-steak que estaba para chuparse los dedos y que supuso la comida más sólida que tuvimos en todo el día. Tras aquello nos fuimos a Washington. No pude subirlas escaleras del Capitolio proque estaba vallado, en frente de la casa blanca me hice una foto sosteniendo un billete de cinco dólares aguantando un chaparrón tremendo que nos cayó justo encima, vimos el obelisco desde muy lejos y compré una camiseta de Obama para compensar a mi hermano por no llevarle galletas obamitas, nos pateamos el Jefferson Memorial donde no habia nada destacable, fuimos al Lincoln Memorial donde nos explicaron todos los recordatorios y los homenajes de la guerra y vimos el obelisco desde lejísimo, y donde por desahogarme, me grabé subiendo las escaleras al estilo Rocky. Debo decir que, la estatua de Lincoln es muy pequeña, no tiene cara de mono como en la pelicula de Tim Burton y, contrario a la serie Padre Made in USA, entre sus piernas no se abre una puerta hacia las catacumbas donde se esconde la fórmula de la mantequilla de cacahuete. Después nos llevaron a un restuarante chino (asi queda todo entre chinos) de buffet libre con comida más o menos digeribles donde me pude poner las botas y no solo amorticé los 15$ que me costó, sino los 15$ que pagaron Sara, Elena y Juan a su vez, además, por primera vez en mucho tiempo, me inflé a fruta. El motel de carretera estaba superchulo, eran dos camas de matrimonio y, por fortuna, a Elena ya Juan no les importaba dormir juntos, asi que me quedé con la cama de matrimonio de colchón y colchoncillo de Ikea, cuatro almohadas y ultramullida para mi solo. Dormi de puta madre, para qué engañaros, y a la mañana siguiente me levanté, me duché, me vestí, me guardé los dos rollos de papel higiénico que había y una toalla de cara y cogimos el autobus.
Las paradas de trayecto que hicimos el sábado se limitaban a entretenernos hasta las cataratas del Niágara. La primera fue una fábrica de cristal soplado a donde no entramos para evitar pagar la entrada y comimos mientras el resto de los pasajeros (es decir, chinos e hindúes) se entretenian viendo lo que fuese que les estuvieran mostrando. Luego, la siguiente parada fue la fábrica de chocolate Hersey’s, que era como un parque de atracciones al estilo Willy Wonka de Charlie y la fábrica de chocolate. Para mi, la mejor parada de todas. La siguiente y última parada fue la de los Finger Lakes, unos lagos de agua salada enormes pero diminutos comparados con los Grandes Lagos que se ecnontraban a medio camino hasta las cataratas. Finalmente, llegamos a la frontera con Canadá, las cataratas del Niágara y nos hubimos bajado cuando el chino-guía nos puso de camino a las taquillas para coger los tickets hasta la Maid of the Mist, es decir,el barco que pasa hasta el pie mismo de las cataratas. Armados con nuestros impermeables-bolsasdeplásticoazules navegamos a contracorriente aguantando el chaparrón de agua y bruma que levantaban al caer. Luego convencí a todos para subir por unas escaleras, lo que no sabía yo es que las escaleras no llegaban hasta arriba del todo de las catartas, sino que se acaban hacia la mitad, obligándote a dar la vuelta y subir por el ascensor, tras haberte empapado mucho más que con el barquito. Luego cenamos en un restaurante de alli cerca y regresamos a la parte de arriba de las catratas para ver cómo se iluminaban con unos focos desde la frontera de Canadá. El motel a donde nos llevaron no era tan impresionante como el de la noche anterior, pero aun asi volví a dormir solo y a la mañana siguiente me volvia llevar no solo el papel higiénico sino también el jabón de manos.
Finalmente el domingo regresamos de nuevo a las cataratas, porque en el tour se planeaba una pelicula sobre “las maravillas y peripecias de gente en las catratas a lo largo de la Historia” o algo asi se titulaba, que pasamos de ver, y estuvimos desayunando y haciéndonos fotos aprovechando que había más luz. Después de auello, emprendimos el largo caminos de vuelta, donde los chinos no paraban de ponernos películas en el autocar, películas que ya estaban empezadas y solo se veia la segunda mitad. Además, en frnete de la pobre Sara había un niño chino gigantón que no paraba queito en su sitio, y echaba el brazo para atrás cada dos por tres sin dejarla dormir. Este fue el peor viaje de todos los de autobús, a pesar de intentar dormirme parecía que no llegábamos nunca y yo me meaba cada vez más. Paramos a dos horas de Nueva York para mear. El chino-guía nos dijo que teniamos quince minutos y la cola en el baño de las tias era casi de media hora, asi que más de una se volvió sin poder vaciar la vejiga. Llegamos a Nueva York sobre las ocho y a eso de la nueve ya estaba en la residencia. Cené lo poco que encontré en la nevera, respondí algunos mails y me meti en la cama.
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